Para descomponer la campaña tediosa y agobiante, uno de los candidatos prometió des-petrolizar la economía y des-correizar el país. Quizá fue el mejor postulado para confrontar el continuismo y delatar la evidente desigualdad electoral, pues el bombardeo de propaganda oficial continúa, oculta tras el profundo silencio de la ciudadanía y la ceguera del Consejo Nacional Electoral. El objetivo: resaltar los logros en obra pública e infraestructura de la justicia, pues ya suman unos 400 millones en gasto, del desaparecido Consejo de la Judicatura de Transición, durante los últimos 18 meses y de la supuesta reforma que incluyen un rubro considerable para promocionar su gestión.
Sin embargo, la sorpresa viene cuando un ‘tuittero’ colocó el desglose del costo que tendría la transmisión de spots publicitarios gubernamentales de televisión este mes. Ipso facto, la licencia del candidato-presidente quedó en el olvido cuando éste ordenó ‘on line’ a la Secretaría de Inteligencia investigar la identidad del activista en las redes sociales, quien colocó detalles del gasto en medios. Resultó tan osado como las cifras adulteradas que manejan las empresas encuestadoras para satisfacer a los clientes candidatos.
Pero ¿cómo des-petrolizar? La propuesta progresista conjuga la eliminación de impuestos –con énfasis en el que se refiere a la salida de divisas- y la llegada de inversores privados para garantizar la generación de empleo en un sistema democrático. De su lado, el Gobierno saca cifras, canta y baila en tarimas, no debate con rivales que considera minúsculos y espera que el tiempo sin contendores concluya. El riesgo es latente cuando se siente que se desinfla en las caravanas de abanderados verde-agua y pierde convocatoria en amplias zonas pobladas.
Por eso, tal vez realizó otra cadena de medios para explicar que el Pacific National Bank, en Miami, tiene un excepcional panorama financiero. Insiste que nadie debe temer por transferencias de dinero dudosas realizadas desde Ecuador durante la administración del primo presidencial Pedro Delgado. Además, según su argumento, el banco estatal no está quebrado y las multas impuestas por la Oficina del Contralor de la Moneda de EE.UU. no le interesan a nadie.
La pregunta de cajón: si el problema para confrontar tesis no es económico sino político, entonces ¿cómo ‘descorreizar’ la sociedad? En conjetura: alguien tendrá que cumplir el rol de fuerte contendor y concertar todas las políticas e ideologías para asfixiar un caudillo. Ahora, en tiempos, cuando la izquierda se volvió derecha y la derecha izquierda solo para contrarrestar el despotismo imperecedero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario