lunes, 4 de abril de 2016

Último round : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Último round 

Un padre quema a su hijo las manos con agua hirviendo como castigo, las cámaras de seguridad filman cuando un hombre es apuñalado y se registra otro caso de femicidio en Quito como si nada. Una red de corrupción de policías negocia con los pases de sus compañeros y Rafael Correa convoca a una guerra en las redes sociales. Después, un tuitero amanece con su casa llena de pintura y denuncia que fue amenazado. Un escenario palaciego y tenso de una crisis social en escalada e innegable.

Desde enero el endeudamiento subió a unos 1.324,5 millones (156,5 con el Fondo Latinoamericano de Reservas, 970 con el Banco Comercial de China y 198 con el Eximbank chino) y al desempleo y hambre no los para nadie. El Régimen decidió colocar USD 400 millones más en bonos de deuda con plazo de hasta 20 años. Los expertos creen que esos papeles son para que los compre el Biess y maquillar toda la crisis. La verdad: en realidad se necesita cubrir un déficit fiscal de 10 mil millones. Es decir, falta mucho dinero y lo peor es la caída en dominó que se viene. Entre los más afectados: Gobiernos Autónomos Descentralizados y jubilados que están al filo de un abismo. Y si no hubo una política de austeridad durante nueve años, ahora no habrá descentralización ni autonomía para nadie.

La lectura política, en cambio, muestra la salida agónica, sombría y triste de un caudillo repleto de insultos, cuya última fantasía es recrear la figura del paladín con ego espumoso, que pretende inmortalizarse tras un espejismo fracasado. Un indigente fanfarrón al que nadie le cree una palabra que solo mirarlo ocasiona pena. Sin salidas, contra las cuerdas, sabe a sano consejo una insensata renuncia, la fuga por la puerta trasera o un suicidio aplaudido.

En paradoja, las órdenes del poder agónico hasta ahora no buscan la inversión ni el comercio sino cuidar esa alucinación política que se volvió la retórica de un acto fallido que contaminó a casi todo. Una serie de oscuros casos de corrupción latentes que tendrán que fiscalizarse pronto y la censura a la libertad de expresión como bomba a punto de explotar. Este es el último round de la mediocridad impuesta y de la nítida fotografía de un país arruinado.