viernes, 26 de julio de 2013

El Quito que no queremos



El derrumbe del túnel de la avenida Tufiño al norte del antiguo Aeropuerto ocasionó la muerte de dos personas. Este hecho lamentable es otro bache más en la administración local. Insólito creer que una infraestructura para apoyar el tráfico aéreo se derrumbe de un ventarrón, pese a que a pocos metros los vecinos constataron que se ubicó por varios días un material pesado de construcción de la misma municipalidad.


No es suficiente rechazar un modelo urbanístico recaudador de impuestos, cuya filosofía se levanta en el rediseño de una Policía para obtener dinero de una clase media eficiente en sus pagos a través de una propuesta de control del transporte denominada del ‘pico y placa’, sin mostrar mejora tangibles, porque la realidad es otra. Basta comprobar cuántos ciclistas fallecieron desde su aplicación y resulta más contradictorio verificar la cantidad de autos que se han vendido para evitar caer en el número de placa forzado.


Otro factor es el crecimiento urbano no planificado o mal estructurado, pues se extendió un problema demográfico en sitios que antes cumplían una función agrícola. Un ejemplo es la construcción y ampliación del nuevo aeropuerto; ahora, la evacuación de vías de acceso de forma progresiva, sin consensos ni legitimación a largo plazo, anula la calidad de vida de los quiteños afectados por estas decisiones unilaterales. Incluso existe la propuesta inconsulta de empinar rascacielos en el entorno del llamado Parque Bicentenario.


¿Por qué construir un Metro? ¿El costo de tan monumental obra se justifica cuando no cubre en su ruta a los barrios marginales? ¿Se tomó en cuenta al tranvía ecológico u otras propuestas? ¿La inversión en propaganda logra eclipsar la panorámica de rompecabezas que tiene Quito? ¿A quién se le ocurre ir por una reelección en 2014 ante el escenario caótico que tiene la capital? ¿Quién pide votos cuando borra la cultura y las tradiciones culturales las confunde con análisis académicos para explicar los errores?


En fin… el Quito que queremos no es la ciudad de ahora.

Apatía y vacaciones


Por Kléber Mantilla Cisneros


La ausencia del presidente Rafael Correa, a causa de sus vacaciones en Bélgica, traza líneas de apatía incoloras en un lienzo pictórico sobre los dioses del Olimpo y un sillón gigante para quien intente imitarlo en sus lides cotidianas. No existe aún tonalidad que plasme los casos de abuso de poder político, económico o social ni la mala intensión de los súbditos del sector público. Nadie se arriesga a investigar y retratar la realidad desde que se aprobó la extraña Ley de Comunicación. Por ahora, hay poco que leer en la prensa y nada que ver en televisión, quizá porque junto a la desaparición de las plagas bíblicas de advertencia a los esclavistas: moscas, ranas, langostas y tormentas de granizo y fuego, parecería que desapareció, también, la corrupción porque pasó al mundo onírico de las sombras y el olvido de los fiscales. ¿Acaso todos se fueron de vacaciones?

Si la solución era, según el discurso oficial, dibujar otra estructura jurídica y moral de la sociedad, habría que equilibrar pesos: los avances en acuerdos arancelarios históricos frente a una pretendida Ley de incentivos para el sector productivo. Y, la otra diplomacia, la que replantea viejos tutelajes porque no concibe los gobiernos como pandillas frente al  espionaje policíaco internacional. A lo mejor, la unión de países latinoamericanos sí valió para exigir explicaciones por una supuesta red de espionaje mundial, pero cuidado cuando la represalia aísla si no se manejan principios y respeto en doble vía y garantías a las libertades internas.

Más bien, en silencio y con pincel oculto, se plasmó un decreto presidencial para que las organizaciones sociales y los ciudadanos fueran controlados por una secretaría de gestión política que prohíbe la actividad partidista, ‘de injerencia en políticas públicas que atenten contra la seguridad del Estado’, según el artículo 26. ¿Qué significa esto? ¿Censurar lo qué habla la gente? ¿Vigilar a quien piensa distinto? ¿A quién razona sobre el poder, los políticos, la farándula y las vacaciones de Correa? ¿Modificar el derecho de asociación según la interpretación de ‘la seguridad oficial’?.

En fin, verano en Europa. Ropa playera. Zapatillas sin medias. Frutas al desayuno. Vasos con hielo y Campari como en Carondelet. Centros comerciales, cine y galerías. Poco tráfico, restaurantes con terrazas y nuevos amigos. Lo íntegro en Bélgica, donde está el cuadro para maquinar cómo organizar, construir y destruir libertades. Unas completas vacaciones para pintar la actividad pública y privada. Por acá, otra pintura: ya nadie paga sobornos ni entrega beneficios y servicios especiales a los funcionarios dentro de ese engranaje empresarial y público que se ha propuesto recrear al caudillo ausente.

 

 

 


@klebermantillac

 

domingo, 7 de julio de 2013

Espionaje vs. asilo : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Espionaje vs. asilo 
El asunto sobre espionaje y seguridad mundial abre dos frentes. Por un lado, los países alineados con Estados Unidos y sus socios europeos que impidieron ingresar en su espacio aéreo al avión del presidente Evo Morales, por el supuesto de trasladar a América al más controversial excolaborador de la CIA, Edward Snowden. Por otro, los que aprueban brindar asilo y precautelar los intereses de los perseguidos incluso con un doble discurso referido a su inconsistencia frente a las libertades casa adentro como son China, Cuba, Ecuador o Venezuela.

Francia, Portugal, España e Italia alteraron las normas que protegen a un presidente democrático y optaron por ceder ante las enormes presiones pese a la cautela y timidez demostrada, tiempo atrás, para defender a sus ciudadanos que habrían sido espiados, también, por los organismos de inteligencia estadounidense.

El espionaje cobra peso por la denuncia dentro de la Embajada de Ecuador en Inglaterra. Surveillance Group Limited, especializada en vigilancia e investigaciones privadas, habría colocado un micrófono para investigar las políticas de protección de los diplomáticos ecuatorianos junto con otros asilados como Julian Assange, creador de Wikileaks, según informaciones oficiales.

Según la Cancillería, se ratifica la injerencia de los servicios secretos en las comunicaciones privadas, las instituciones públicas y los medios. Quizá por ello, el gobierno de Ecuador descarta que pretenda elaborar otra normativa para regular las telecomunicaciones y el espacio radioeléctrico, y completar la censura a través de la Ley de Comunicación.

La paradoja se presenta al permitir asilo a quienes están siendo perseguidos por develar secretos de la geopolítica, mientras en Ecuador se fomentan normativas como el linchamiento mediático y otras que censuran al periodismo de investigación. Assange y Snowden contraponen la libertad de expresión frente al secretismo de los estados. Pero, a la vez, enfrentan la visión pro-estadounidense ante una propuesta reveladora que no dice nada frente a la censura que ejercen las otras potencias del ajedrez mundial. ¿Más espionaje y menos libertades?