Que el argentino Gastón Duzac viajó a Irán con una delegación ecuatoriana o que su socio, Pedro Elosegui, fue compañero de Rafael Correa en la Universidad de Illinois, suena a pirueta discursiva de poca importancia. Lo que sí preocupa son las contradicciones camufladas e innegables cuando descubren un poder majestuoso pero infectado por la corrupción silenciada y el nepotismo invidente, cuyo régimen intenta tapar el sol con un dedo. Pues negar, que existe una estafa de 800 mil dólares a través de la piramidación: Cofiec-CFN- Duzac, es el gigante ridículo más grande que pintar una catedral.
Es que despedir a una funcionaria que filtró información a la prensa no silencia nada. Por el contrario, rememora que el primo mayor sigue de presidente del Banco Central, que algo anda mal desde hace tiempo en el mal llamado ‘Fideicomiso AGD - No Más Impunidad’, cuyo nombre es otra contradicción –Sí: más impunidad para los pícaros-.
Además, reconfirma que no hay una mayoría de asambleístas nobles, ni fiscales probos, ni jueces libres u algún otro poder del Estado que ofrezca equidad para indagar casos de corrupción palmarios, sino solo reafirman un ambiente de clímax para el hiper-presidencialismo desbocado y el festejo mediocre en épocas del engaño electorero.
Miles de contribuyentes de impuestos sienten burla, pues ese dinero público fue lanzado al lago del despilfarro negligente sin opción de reclamo ni veedor. Suceso tan grotesco como aquél cierre de la banca privada hace más de una década, que desencadenó en el uso del dólar como moneda propia, con todas sus enfermedades implícitas: narcotráfico, lavado de activos, tráfico de armas o de personas.
El dueño de un país es propietario de sus contradicciones. Dueño de sus caprichos, pecados y remordimientos, dueño de su tarima bucaramista o del balcón velasquista; gestor de la mezcla del mercantilismo derechoso con esa palabrería izquierdosa. Dueño de sus verdades y mentiras. Y, después de 6 años de escucharlo y permanecer asfixiado por su porfiado mensaje antimperialista y sus bravuconadas fascistoides soberanas pero en dólares, queda solo ironizar que aún nos queda el juez Intriago para el fútbol y homenajear otro 30 de septiembre por algún auto-secuestro, pero dibujado en un cuadro surrealista de André Bretón con varios muertos y heridos en una zona hospitalaria, con mucha línea, piruetas, mordiscos y color.
Pirueta surrealista : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo
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