Hoy es día de definiciones. Un antes y un después de Chávez: la línea de inflexión de la historia política de Venezuela y sus clones, donde culmina la intriga electoral que podría edificar el cambio de paradigma para América Latina.
Si Henrique Capriles representa la victoria de la sustitución podría expandir la epidemia del modelo alternativo para refundar la vida democrática y enterrar el paternalismo benefactor sustentado en el precio del petróleo. La radicalización chavista delató no solo últimos destellos del militarismo populista ortodoxo, sino que mostró la inconformidad de mucha gente que quiere vivir en paz, en un ambiente de reconciliación nacional sin distinción política.
Si esta vez no sucumbe la vía electoral al autoritarismo mesiánico del siglo XXI, quedaremos convencidos los vecinos de que las dictaduras se derrumban cuando un desastre socio-económico engulle a sus artífices con todos sus cómplices y cíclopes. Un cambio no solo desataría malestar en los chavistas burócratas, sino que arrastraría a Cuba a la crisis, que ya sintió un derrumbe económico después de la desintegración de la URSS.
Nadie niega un efecto dominó en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. La carta sobre el tapete se lanzó: vitalidad y energía versus ofensas y difamaciones. Parece una avalancha de furor acumulado ante el miedo como constante, en el país más inseguro y de mayor inflación de Suramérica, donde se cerraron siete mil empresas y el aparato productivo está colapsado porque depende de sus importaciones.
Es que este 7-O concluyen 14 años de adormecimiento o se sellan dos décadas de chavismo, bajo el modelo represivo estalinista. Quizá cae el telón o tal vez se extienda el teatro a otro acto controlador de la voluntad de libertades, incluso el fraude. Al final, llegará la decisión sobre dos posiciones antagónicas, pues la gente se cansó de una llamada ‘revolución’ o persistirá en la ficción y estratagemas del unipartidismo gobernante.
Día clave para colocar el termómetro al paciente de la región con más enfermedades crónicas. Momento crucial para medir la temperatura al imaginario del castrismo cubano, confundido en la iconografía bolivariana rimbombante. Instante para cuantificar si quedan creyentes del anti-progreso parasitario rentista y la dependencia envolvente populista sin sindéresis. ¿Chávez o Capriles? ¿A cuál le apuesta usted?
kmantilla@lahora.com.ec
7-O en Venezuela : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo
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