domingo, 9 de noviembre de 2014

Ningún evasor : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Ningún evasor 

El presidente Correa, en su sabatina 397, usó mi
nombre para justificar el derroche de sus viajes al exterior y sus invitados
sorpresa. Sus asesores presentaron una tabla del SRI donde supuestamente consta
el no pago de mis impuestos antes de 2011 y el ‘sabatineador’ me calificó de
evasor, sin explicar que ese período corresponde a una época cuando no vivía en
Ecuador y no tenía registro tributario alguno.

El artículo 66 de la Constitución en su
numeral 7 defiende el derecho de toda persona agraviada por informaciones, sin
pruebas o inexactas emitidas por medios de comunicación social, a la
correspondiente rectificación, réplica o respuesta en forma inmediata
obligatoria y gratuita en el mismo espacio y horario. Así que mantengámonos la
expectativa ante una posible rectificación en una próxima sabatina y la
remediación de los medios que replicaron la versión oficial con toda esa
parafernalia injuriosa y descalificadora.



Desde el 23 de julio de 2004, hasta el 16 de
octubre de 2008, cerré mi vinculación tributaria en el SRI por residir en el
exterior. Una beca de estudios otorgada por el Gobierno ecuatoriano fue la causa
de esta ausencia. A mi regreso en 2009, colaboré con la Secretaría Nacional del
Migrante de la actual administración. Este hecho grafica la hilaridad del
reclamo presidencial, pues se trata de una autoridad que, de la afamada
‘revolución ciudadana’, habría cometido alguna evasión fiscal. Personalmente,
nunca he evadido impuestos. El registro de facturas con mis empleadores es
transparente y cada detalle está al día.



El ataque oficial parece consecuencia de mi
práctica en un periodismo de interpretación y crítica. El problema de la censura
y autocensura, en realidad, no solo es la distorsión o forma de tratamiento de
los temas y, al final, la agresión verbal en las sabatinas, sino las intenciones
de quien maneja el poder para conducir las mentes de sus audiencias.





No creo que haya cometido un error por
reclamar el derroche fiscal en los viajes oficiales. No es una falta intelectual
no conocer que Ivonne Baki habla árabe o que Iván Hurtado haya jugado en Qatar.
No creo que sea delito cuestionar el listado oficial de pasajeros de un vuelo
chárter; los objetivos del viaje y los presupuestos es lo que se debe
transparentar.



El derecho ciudadano a la información
consiste, además, en impugnar el gasto innecesario aunque con mis impuestos no
se alcance a cubrir un ticket de avión al Medio Oriente. La rectificación del
oficialismo es urgente e inmediata para la ciudadanía, más que la simple
disculpa para el agredido que no es un evasor.



 

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