domingo, 25 de mayo de 2014

‘Comecheques’ y el agua : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

‘Comecheques’ y el agua 

Las redes sociales están saturadas con reclamos y
chistes relacionados con una sentencia por delito de peculado contra el ex
ministro de Deportes, Raúl Carrión que hace seis años, ya en el correísmo,
renunciaba a su cargo por corrupción, mientras su asesor era capturado con 200
mil dólares en su bolsillo e intentaba comerse varios cheques para desaparecer
las pruebas.




Habían manipulado 20 contratos con el Estado
para la construcción de escenarios deportivos vinculados a los Juegos Nacionales
de Macas de 2008 y los acusaron por el sobreprecio en edificios construidos en
Ibarra, Morona Santiago y Esmeraldas.




La condena de Carrión se redujo a tres meses
y una multa de 190 dólares. En cambio, una condena de 18 meses se aplicó para el
asambleísta Cléver Jiménez y el activista Fernando Villavicencio; mientras seis
meses para Carlos Figueroa. Además, tendrán que pagar 140 mil dólares de
indemnización a favor de Rafael Correa, quien los demandó por injurias
calumniosas.




El Gobierno repite la desatención histórica a
las comunidades indígenas y la política de extracción de recursos convencional,
cuando opta por colocar unidades de policía en el territorio Sarayaku para
perseguir políticos, mientras olvida que esa zona requiere de vías, salud y
educación bilingüe. Las petroleras y mineras triunfan tras un régimen que avala
la explotación de Tambococha y Tiputini y menosprecia las demandas
comunitarias.




Después del rechazo a consulta popular para
explotar el Yasuní queda el reclamo internacional y la organización de nuevas
movilizaciones. Esta semana mil indígenas de Imbabura y del norte de Pichincha
llegaron al centro de Quito para reclamar proyectos para el riego y consumo
humano y queda pendiente otra marcha por la vida y el agua. Pero, ¿serán
escuchados?




El caso Carrión y la sentencia para los
‘comecheques’ colocan sobre el tapete que se incumplen convenios, dilapidan
recursos, violan contratos, incumplen promesas y dividen a las comunidades bajo
una insensata política que aplica más petróleo y menos agua. Más corrupción y
menos diálogo.



 

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