martes, 4 de marzo de 2014

Crisis de gabinete : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Crisis de gabinete

El 23-F quedará en la historia nacional como el día que marcó el antes y
después de la pretendida ‘revolución ciudadana’. El oficialismo entendió los
resultados de las elecciones seccionales y la pérdida de las principales
ciudades del país como un revés político ocasionado por la nula habilidad para
fijar puentes con diversos grupos sociales. La estructura de Alianza PAÍS habría
pecado de sectaria hasta volverse vulnerable por la falta de alianzas con
agrupaciones afines, según justificó Rafael Correa.





El anuncio de reestructuración de las direcciones provinciales del
partido y del gabinete de Gobierno demuestra que la acumulación de derrotas en
las urnas exige cambios radicales y modificaciones de discurso. Sin demora se
tendrá que archivar aquella máxima de que ‘para opinar hay que ganar elecciones’
y se evidencia que el Estado nunca puede ser único sino, por el contrario,
siempre es múltiple, diverso, con infinidad de matices y tendencias y con una
pluralidad cromática como las ideas distintas en el interior de cada
familia.





De hecho, el análisis reviste un problema distinto a la confrontación de
etiquetas partidistas (verdes, rojos, azules o variopintos). El electorado
simplemente identifica el diálogo cotidiano directo con sus representantes, pues
no se trata de una competencia entre izquierda versus derecha sino del rechazo
al autoritarismo y la noble construcción de una resistencia a través de muchas
demandas sociales. Hace tiempo que el Gobierno perdió presencia en las urbes más
representativas por ese estilo prepotente y sancionador de actuar.





Tras las últimas elecciones quedan cabos sueltos. ¿Cuántos ciudadanos
hemos sido sabatineados (y me incluyo) y ajusticiados solo con el pulgar del
César a sábado seguido sin opción de recibir una disculpa del líder supremo? O
acaso el electorado olvidó la detención de los estudiantes del Colegio Central
Técnico, los diez de Luluncoto y la humillación al cantautor Jaime Guevara. El
ciudadano común no olvidó los allanamientos a opositores políticos y la
rectificación del caricaturista Bonil. Más que nunca, ahora está sobre el tapete
que existe mucha gente inconforme con la minería a gran escala y la explotación
unilateral del Yasuní. Muchos no coinciden con un Código Penal persecutorio ni
con una legislación hiper-presidencialista asfixiante. Muchas voces apoyan aún
la despenalización del aborto.





La oscuridad es infinita y muy cerca se oyen aullidos de rechazo bajo esa
misma luna.




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