domingo, 9 de marzo de 2014

Kléber Mantilla: ‘El periodismo tiene que ser crítico’ : Diálogo : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Kléber Mantilla: ‘El periodismo tiene que ser crítico’ :

Kléber Mantilla combina la práctica del periodismo
investigativo –escribe una columna de opinión semanal en diario LA HORA– con la
docencia univers


itaria que imparte en la Universidad Tecnológica
Equinoccial en Quito.
Recientemente presentó el libro ‘Veredicto público’, un
análisis desde el periodismo de opinión, que reúne una serie de sus artículos
que fueron publicados en diario LA HORA y la revista Nova Tendencia.



Sobre su último libro que está en circulación
(antes publicó ‘¿Cómo redactar en la Web?’), los problemas del ejercicio del
periodismo de opinión, algunas anécdotas personales al respecto y la formación
de los jóvenes periodistas conversó para los lectores de revista Artes.




¿De dónde vino
la idea del libro y por qué el título de ‘Veredicto público’?

En todo
este período democrático, desde 1979, hemos tenido en el periodismo momentos
difíciles, pero en éste más. El libro no tiene la intención de hacer un
cuestionamiento político pero sí hacer una descripción, un análisis de opinión
sobre los sucesos coyunturales, no sólo de temas políticos sino de economía,
sociedad, deportes. El libro recoge cuatro años y tengo algunos matices que me
hacen sentir orgulloso, pues dijimos antes algo que luego se produce, unos
escenarios que fueron contados antes que sucedieran, como por ejemplo ‘El bla
bla del ITT’, escrito casi un año antes de que colapsara esa propuesta. Me
parecieron cosas interesantes para conversarlas con el público corriente, no lo
veo con un matiz político o un análisis que intente conducir a algo, son
aspectos cotidianos.



‘Veredicto’ es un término que se acuña más a lo
jurídico y lo usé en el título para reafirmar algo, aunque no todos los públicos
tienen voz, no es lo mismo hablar por los obreros, los campesinos, la gente de
la tercera edad, los estudiantes, pero ellos necesitan tener un espacio y ése es
el periodista, un gestor de opinión, en este caso son artículos de opinión, no
informativos. Lo que se ha hecho es opinar incluso cuando fui ‘sabatineado’ tres
veces (ríe), un término que hay que acuñarlo. La primera vez me pareció extraño
pues eran artículos de opinión, no informativos, me mencionaron para que dijera
a quién me refería en el artículo, si no quedaría como un mentiroso. En el
siguiente hice la respuesta correspondiente y dije a quién se refería, fui a
dejar el documento de Fiscalía en la Presidencia de la República. Entonces en la
tercera sabatina fue contestada mi respuesta, pero esa vez con mucha más
parafernalia, con video y las agresiones tradicionales, con solo la versión
oficial.




El libro está
estructurado en capítulos, ¿cuál fue el criterio para esa
división?

Está dividido por años: 2010, 2011, 2012 y 2013, es una
cronología, no hay saltos, seguimos la secuencia. Descubrimos por ejemplo cómo
empezó el problema del ITT, cómo se desarrolló, cómo entró en crisis, cómo se
financió y cómo después no se dijo nada de todos estos programas. Separo mucho
la propaganda de la noticia en este texto. Un texto puede ser ilustrativo para
entender la historia contemporánea de la ciudad, del Ecuador y hay temas que
topan la realidad latinoamericana, lo que sucedió en Argentina, en Venezuela,
algunos rasgos de lo que pasa en Cuba, que en la estructura regional sí importan
por esa dinámica del famoso socialismo del siglo XXI.




Como docente
universitario de Periodismo digital, de Medios de comunicación y de Análisis de
la comunicación, ¿a qué problemas se enfrenta en la enseñanza del
periodismo?

Es difícil explicarles en estos tiempos a los chicos que
están estudiando la carrera que el periodismo no es un delito, que no es de
‘sicarios de tinta’, de ‘bestias salvajes’, de ‘corruptos’. Hay que volver
entonces a diseñar toda la sicología del estudiante, nos enfrentamos a eso
cuando llegan a clases y preguntan: ‘¿por qué somos sicarios de tinta?’ Y hay
que explicar que es una profesión noble, común, en el sentido de que lo único
que hacemos es indagar, hacer denuncia social, no hacemos justicia, no somos
jueces, sino ponemos temas de relevancia social para que toda la gente lo
debata, abrimos espacios de diálogo. Incluso los estudiantes entonces optan por
especializarse en relaciones públicas, publicidad y menos por el periodismo
crítico, pues, dicen, ahí no me van a perseguir ni van a ponerme una sanción de
un millón de dólares por un texto.




¿Qué falencias
detectas en los programas de la enseñanza del periodismo?

Yo veo que
sí hay falencias en los programas de estudios en la universidad. Estudiamos
periodismo pero no la teoría de comunicación con el enfoque de que los
periodistas son móviles, que pueden estar en cualquier sitio, con teléfonos,
tabletas, máquinas para poder interactuar, pues se necesita hacer videos y en
los canales de televisión necesitan escribir bien.
Los muchachos confunden
que la tecnología (tener un blog, manejar el Twitter) es periodismo y no lo es
porque el periodismo ante todo tiene que ser crítico en todos los sentidos. Los
estudios actuales sí pecan del error de que la tecnología se sobrepone y es
importante que se introduzca el estudio de la Teoría de Comunicación, de la
epistemología del conocimiento que se está alejando por complicidad de las
nuevas tecnologías.




¿Qué
recomienda a sus alumnos para ser un periodista preparado para ejercer la
opinión?

Les doy algunas pautas relacionadas con lo clásico. Me parece
que siempre deben estudiar los clásicos del periodismo. Por ejemplo, en la
materia Análisis de la noticia estudiamos cómo se desarrollaron todos los
premios Pulitzer, por qué fueron premiados y los estudiantes desarrollan una
investigación sobre esto. Para poder explicarles cómo ser un buen periodista
retomamos a Kapuscinsky, quien decía que había que ser un buen ciudadano
primero, pero también un buen investigador. Los Pulitzer son un premio a la
investigación, a la capacidad de denunciar y dar voz a quienes no la tienen. El
periodista tiene que tener formación en muchas áreas, una de éstas es la
sociología, la historia, no podemos hacer proyecciones al futuro si no sabemos
historia, el estudiante actual debe tener estos conocimientos. (AGC)


 




Kléber Mantilla
Libros que
recomienda




° ‘Tirano Banderas’, de Ramón del Valle
Inclán.



° ‘Yo, el supremo’, de Augusto Roa Bastos.



° ‘El otoño del patriarca’, de Gabriel García
Márquez.



° ‘El señor presidente’, de Miguel Ángel
Asturias.


 

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