Como nunca la política ha desprestigiado tanto a la zoología como a los espectáculos artísticos. La insensata inscripción de candidaturas para lograr una mayoría en la Asamblea incorporó analfabetos en política, leyes y administración financiera. Los grupos políticos demostraron absoluta inmadurez e ignorancia sobre los efectos devastadores que podría ocasionar improvisar nombres y colocar figuras de farándula, personalismos de pantalla, cultivar el caudillismo de tarima, difundir clientelismo futbolero y exagerar un populismo ortodoxo, cuyos espectros oníricos conducirán la institucionalidad
del país.
Ese oscurantismo visto a través del humor político de un asno negado de participar en elecciones no es tan dañino como la realidad de votar por quienes se desempeñan después como “alza manos” parlamentarios. Conducta relacionada con el silencio de los borregos -antes de ser trasquilados-, que bregan como estériles mentales de un Estado que no debate nunca políticas públicas ni fiscaliza a nadie.
Solo la mediocridad recalcitrante aprobaría asesinar niños en gestación y, a la vez, prohíbe matar toros en un espectáculo propio de la tauromaquia. Acaso ¿es democracia un sistema donde se liberan delincuentes peligrosos, mientras se persiguen periodistas y encarcelan choferes apurados?
Jamás los espectáculos artísticos itinerantes fueron tan catastróficos en su dinámica como los políticos incoloros e inútiles. Nunca. Ni la historia del circo ni del zoológico, fue equiparada con una monarquía demoledora, basada en un rey caprichoso que intenta eliminar la separación de poderes y absorber a la prensa como parte de su séquito.
Algo como si un domador de animales acapara la función y decide con quién baila y la pieza que le tocan los músicos; luego, quisiera concentrar la taquilla del circo eternamente porque unos bufones ya salieron premiados por hurtar lo recaudado. Parecido a dejar abiertas las jaulas del zoológico hasta el próximo 17 de febrero, pero sin permitir que los murciélagos se acerquen porque le restarían espectacularidad al traga-
fuegos.
En fin, si para ser profesor de universidad es necesario título de máster y PhD, al menos los binomios: Gutiérrez-Boyes, Noboa-Azín, Zavala-Cevallos, Acosta-Caicedo, Lasso-Solines, Rodas-Manzano, Wray-Mendoza y Correa-Glas tendrían que adjuntar sus diplomas y ocho programas de gobierno o, al menos, sus respectivas disculpas para el circo y los zoológicos por permitir que crezca la zoo-política y la circo-cracia.
Circo-cracia : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo
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