lunes, 13 de mayo de 2013

Reciclaje de cargos : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Reciclaje de cargos
Nueve ministros vuelven a ser reciclados, mientras late el mismo redoble de tambores del partido oficial que hace perenne la insistencia por jugarse a ciegas por el mayor y único proyecto verticalista de la historia actual.

En la política oficial persiste una imagen conservadora inamovible que aplica el maquillaje para no cuestionar sus tesis. La protección de un cuadro gubernamental entona la constante del régimen, cuyo eje es su discurso de tarimas y la diplomacia con parlantes, pero sin la renovación de prácticas cuestionables o la revisión de temas transversales como el exterminio del cóndor o del pueblo amazónico Tagaeri. No hay alternativas de debate o condiciones para abrir otra visión pública o indicios de una interacción novedosa con nuevos actores sociales. El nuevo periodo de gobierno iniciará el 24 de mayo con más grietas abiertas que cerradas en su camino y más contradicciones acumuladas. Ejemplos: una política exterior de incertidumbres y muy inexacta, con escasas propuestas para equilibrar la balanza comercial y la diplomacia del pantallazo. El Gobierno opta por no realizar modificaciones en las directrices, a veces cuestionadas, de la Cancillería cuyo discurso repite, en ocasiones, una salvación mesiánica regional maniquea.Es que en el esquema de la institucionalidad vigente, la del eslogan de la tal ‘revolución ciudadana’, ha duplicado el tiempo para mandar, imponer, ordenar y autorizar como principio una sola verdad impuesta por el poder dogmático. Por el contrario, se consolida la época del escenario estático con nula renovación ministerial, envuelto en una descripción macondiana. ¿Un asambleísta que se descamisa, se despeina, explota en furia contra el planeta entero y lanza improperios televisados para retar uniformados es nombrado Ministro de Cultura? ¿Ese es un guía adecuado para guiar manifestaciones culturales? ¿Por qué es necesario uniformar todo matiz desde el arte al deporte y hasta la comunicación, como si se tratara de sacramentos de una religión impuesta por un modelo totalitario? ¿Es suficiente saltar del Seguro Social a la cartera de Industrias o desde la Asamblea al Seguro Social? ¿Acaso hay algún giro certero de ideas consensuadas que enlacen con la participación de toda la sociedad civil?

Es evidente que falta reafirmar una planificación de políticas públicas con pluralismo que perduren al menos hasta la próxima década. Muchas decisiones demuestran que pesa mucho el pragmatismo antes que el bienestar de la mayoría. Cada vez parece más difícil revertir ciertos actos altisonates o tal vez erráticos porque se levantan sobre la base simplista del dogma absolutista.

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