jueves, 18 de abril de 2013

Petróleo en Esmeraldas : Opinión : La Hora Noticias de Ecuador, sus provincias y el mundo

Petróleo en Esmeraldas
Unos 5.500 barriles de petróleo se derramaron en el río Winchele, en Esmeraldas con un impacto ambiental no cuantificado aún. Sus efectos pueden tardar años para ser identificados de forma científica y técnica. Parecería que la fórmula del OCP es menos naturaleza, más tecnología. La inevitable contaminación de agua y sembríos se contrapone a la imposible capacidad para evitar roturas, deslizamientos de tierra y afloramientos de crudo.

No es primera vez en esta ruta del crudo. En noviembre de 2003 también se rompió el mismo tubo y los expertos alertaron sobre su impacto irreversible. Usualmente, después de los famosos trabajos de remediación en la zona del derrame, aparecen enfermedades desconocidas y raras.

Los trabajos de remediación deben cubrir 7,3 kilómetros del estero Winchele según la OCP; sin embargo, no está claro el direccionamiento de este plan sobre los análisis químicos de agua ni la evaluación vegetal o faunística afectada, ni hay conocimiento de planes de contingencia de salud pública o de impacto sociocultural hechos con la comunidad.

Esta planeación debería ejecutarse en coordinación con los gobiernos locales y la población afectada para evitar una expansión posterior que aumente la dimensión del daño. Cada vez se vuelve una prioridad científica y social estudiar la acumulación progresiva del destrozo a la naturaleza. Hace 40 años se transportó el primer barril de crudo y aún persiste la búsqueda por grandes reservas petroleras, pero el saldo ambiental no se transparenta con la misma magnitud.

Son visibles los daños del ‘extractivismo’ en los ríos envenenados. Esto, sumado al uso intensivo de agroquímicos, contamina los suelos y los hacen cada vez más dependientes de estas sustancias nocivas que se filtran a las cuencas de agua. Con seguridad las poblaciones que no desean vivir en sitios contaminados sufrirán desplazamientos y se concentrarán en las grandes ciudades.

Urgen nuevos fundamentos y alianzas visionarias entre la ciudadanía, la ciencia, y las organizaciones públicas y privadas para confrontar esta nueva crisis ambiental que avergüenza a nuestro país cuando se habla del buen vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario